Conmemorando el día Internacional de la Mujer.
Margarita Liquitay Gómez, ejemplo de superación y reinvención
Tiene 68 años. Nació en Ovalle pero se crío desde los 2 años en Sierra Gorda. Su sangre diaguita la forjó una mujer luchadora, pujante y con sueños que a punta de esfuerzo y tesón lograron convertirla en lo que es hoy: una próspera empresaria en el rubro de la alimentación y alojamiento.
“Nadie me regaló nada. Todo lo obtuve sola. Por eso es que agradezco a Dios, a mi madre y a mis ex patrones”, enfatiza con tono seguro y sin vacilar. Margarita aclara que su madre la limitó en muchas cosas para que realmente entendiera que los éxitos no se cosechan con alas prestadas sino que con mucho trabajo y sacrificio.
Esta empresaria y ejemplo de reinvención femenina recuerda sus orígenes. “Imposible olvidar a mis primeros patrones. La familia Matus y Marré de Antofagasta. Ellos me enseñaron a administrar una pulpería y a atender a más de 25 personas en lo que es la alimentación. Sé lo que es lavar, cocinar, planchar y ser camarera. Nada se me dio fácil”, enfatiza.
Lo que sería un trabajo de 1 año finalmente se convirtieron sólo en 8 meses ya que Margarita ya había visualizado su sueño, es decir, dar alimentación en un pequeño terreno de Sierra Gorda en el año 1972. Hoy, ese pedazo de tierra, es un gran restorán donde emplea a más de 30 personas.
Margarita también incursionó en la política ya que fue consejera regional (2013-17). “Todo se puede lograr si realmente existe el deseo de triunfar. Yo le digo a las mujeres que quieren partir que nosotras nacemos con algo especial. Somos creativas e inteligentes y tenemos la paciencia de que las cosas no salen de un día para otro sino que hay que perseverar”.