Fiestas patrias en el cantón salitrero de Sierra Gorda. La chilenización del norte grande.
La comuna de Sierra Gorda, durante la post-guerra del pacífico (1884-1920) vivía de manera muy especial la celebración de las fiestas patrias. Era la ocasión de la “ropa nueva”, de aquellos juegos populares, las fachadas “coloridas” y “patriotas”. Todas estas actividades eran típicas durante las fiestas en las ex oficinas, cantones y por supuesto en la casa de máquinas o alguna maestranza de locomotoras. En el recinto ferroviario en Baquedano o en la Sierra Gorda “salitrera”, las familias se las arreglaban para celebrar unidas y la población en su conjunto participaba en desfiles y muestras artísticas.
Ese colorido era un fervor espontaneo que enaltecía el orgullo patrio, pero nace como un proceso. Este comenzó luego de la Guerra del Pacífico, era necesario que el anexamiento del territorio no fuera solo geográfico, también era necesario anexar el territorio de lo “simbólico”. La patria se construye con símbolos, (himno-bandera-colores), por eso la gente que vivía y trabajaba en los antiguos territorios de la comuna, supo de la existencia del proceso de “chilenización” en donde la mayoría de “los nuevos habitantes chilenos” eran personas que pertenecían a Bolivia y en parte a Perú, es decir toda la gran extensión de nuestro norte grande, donde chilenizar era de suma importancia para el entonces Gobierno de Chile.
Importante era porque, aquella misión, consistía en resaltar, educar y comunicar todas aquellas tradiciones consideradas patriotas para que fueran integradas al cotidiano vivir de toda la gente que trabajaba y habitaba los territorios logrados por el conflicto bélico. Transmitir aquellos símbolos, desde instituciones formales como la escuela, o desde las organizaciones sociales obreras que existían por aquella época o desde lo cívico como lo es una “celebración”. Había que educar y enseñar los valores patrios, había que “chilenizar”. Los emblemas nacionales fueron regados por toda la pampa salitrera desde la región de Tarapacá pasando por la Región de Antofagasta; por supuesto llenando a Sierra Gorda y Baquedano de mucho orgullo patrio. La cueca, el himno nacional, los desfiles, las “fondas o ramadas del sur de Chile, fue fertilizada por los símbolos patrios por toda la extensión del norte Grande, el concepto de “La patria chilena” estaba llegando como una “nueva tradición”.
Entre 1880 y 1910 el territorio que comprende nuestra actual comuna, es decir; Sierra Gorda, Baquedano y sus alrededores, eran lugares donde se veía mucho patriotismo, muchos símbolos, como la ya mencionada bandera, que eran enarboladas en gran mayoría en oficinas salitreras, en las locomotoras y vagones, y por supuesto en las casas de obreros y familias que vivían en pleno desierto de atacama.
Un claro ejemplo de los símbolos patrios transmitidos durante aquella época pasa por un hecho simbólico de peso. El nombre que recibe dicha localidad en 1910 en conmemoración del centenario de la república, es un hecho clave. “Estación Baquedano” general de división del Ejército Chileno que participó en la “Guerra del Pacífico”, que fue homenajeado otorgándole en su honor el nombre a la localidad ubicada a 70 kms de Antofagasta. La localidad de Baquedano, no recibe aquel nombre por mera coincidencia, es parte del proceso de “chilenizar” estos territorios para entonces “alejados” del centro del país .
pues era muy importante anexar estos territorios de forma simbólica al desarrollo cultural que había en la zona centro-sur del país.
Otro ejemplo gráfico son aquellos “ desfiles dominicales” que se hacían justamente para generar “soberanía”, ahora es parte de la conformación cultural de las nuevas sociedades. En las capitales provinciales y regionales , cabe el hecho que aún se mantienen los desfiles dominicales en ciudades como Antofagasta o Calama por citar algunas.
Si bien en un comienzo fue “Intencional” quizás instaurado a la fuerza, luego ese colorido nació de forma espontánea. Ya no era parte de un proceso, si no que ahora era parte de la tradición y de las celebraciones como un lugar común. De hecho las fiestas patrias o el 18 de septiembre, después del año nuevo, era la fecha de mayor presencia y de mayor importancia, que existió por más de 60 años en estos parajes.
Las Fiestas Patrias en la pampa, tanto en Sierra Gorda como Baquedano, eran lugares que mantenían un encanto que sólo algunos recuerdan, pero comenzó como un proceso de transmisión de los símbolos patrios. Que luego con el paso del tiempo desarrolló una forma donde afloraba la sociabilidad y unión entre los propios vecinos, es decir, “todo el mundo” participaba en las actividades dieciocheras. Una comunidad comprometida celebraba con ritmos sureños y todo lo que significaba celebrar la fecha de independencia del país.
Juegos y tradiciones dieciocheras
En la Oficina Chacabuco, (citando otro ejemplo), cerca de tres mil personas eran las que participaban en el desfile, el teatro de la oficina se llenaba, las veladas eran de lujo, era lo máximo del año. Entre los número artísticos que se presentaban el 17 de septiembre se encuentran el coro obrero, conjunto folclórico y las escuelas con sus creaciones. También en el recinto ferroviario en Baquedano existía el famoso juego de “quién picaba más rápido un durmiente”, donde el premio era una chuica de vino o una cabecita de chancho. Para los niños era saltar la cuerda o botar los tarros de lata con una pelota hecha con medias. Un 18 de Septiembre en la pampa salitrera, a las siete de la mañana, se escuchaban bandas de bronce que recorrían las calles en Pampa Unión lugar en donde una banda de música avisaba a la comunidad de la festividad. En algunas oficinas, por la noche, se asistía al baile de gala, para el cual se preparaban con ternos y vestidos nuevos. “Las Fiestas Patrias implicaban pinta nueva, los sastres tenían mucho trabajo porque todos quería tener buena pinta”. Los pampinos, ripiadores y los que trabajaban en las calicheras se vestían formalmente para la ocasión.
Las ramadas de la época en los cantones salitreros de la comuna de Sierra Gorda, se instalaban en el corazón de las oficinas (como Chacabuco, Pampa Unión o Carmen Alto) y todas eran de calamina. Se levantaban allí; un ring de boxeo porque entre los juegos populares como los volantines y el palo encebado, destacaba el boxeo con un brazo y ojos vendados, el que ganaba recibía una chuica de vino o un chancho. También se llevaban a cabo campeonatos de fútbol y de atletismo. Además, por ese entonces, se entregaba aguinaldo o vales para cambiar alimentos en la pulpería de la oficina salitrera.
Aunque hoy en día ha variado, tanto la música como las muestras artísticas que se presentan para el 18 de septiembre, aún queda en el recuerdo como eran las festividades patrias en el desierto más árido del mundo. Durante el proceso de post-guerra del pacífico, se resaltaron los valores patrios, proceso llamado como la “chilenización del norte grande”. En donde quedaron como tradiciones culturales el izar la bandera, campeonatos de cueca, rayuela o los desfiles comunitarios de fiestas patrias, que hasta hoy se siguen desarrollando en la comuna.